martes, 5 de octubre de 2021

Amazonas III

Tras la enorme tormenta, la mañana se presenta soleada y con muy buen tiempo. A pesar de no poder realizar el paseo nocturno de ayer, la actividad de hoy también es bastante interesante, consiste en realizar una caminata por la Selva Amazónica. Tras levantarnos nos dirigimos a la zona central del Lodge para desayunar y allí mismo ya nos encontramos con Alberto (guía) y Joel (capitán) que nos esperan para suministrarnos las botas para realizar la caminata sin ningún contratiempo. Una vez calzados, estamos listos para subir a nuestra embarcación y comenzar la ruta. Hoy nos va a acompañar durante todo el trayecto una naturalista local, que se encarga del control y mantenimiento de esta zona del Amazonas, para haya el menor impacto posible por parte del hombre al visitar este lugar tan espectacular y único. A lo largo del camino nos ira preguntando sobre los animales que hemos observado durante estos días inolvidables en este paraíso.

Cormoranes
Garza volando

Subidos de nuevo en la barca y mientras navegamos de nuevo por el Río Amazonas, volvemos a observar a la gran multitud de Cormoranes que hay, además de Garzas, pero la mayor sorpresa es poder observar sobre las ramas de unos árboles un Perezoso. No dejamos de admirar los movimientos lentos de este singular animal. Son animales de variado tamaño naturales de las selvas húmedas de Centro y Sudamérica. Los Perezosos comen principalmente brotes tiernos y hojas, aunque algunos comen insectos, pequeños reptiles y aves como suplemento a su dieta. Los Perezosos son animales que están completamente adaptados a la vida arborícola, desplazándose muy lentamente entre las ramas, debido a que caminan con mucha dificultad por el suelo. Las hojas son su principal fuente de alimento, proporcionan poca energía y nutrientes, y no las digieren fácilmente.

Perezoso
Llegamos a un pequeño embarcadero y subimos por un pequeño sendero para empezar nuestra ruta. Esta excursión nos va llevar la mañana y nos servirá para apreciar la inmensa variedad de flora y fauna que hay a nuestro alrededor. Mientras caminamos vemos varios avisperos en los árboles, por lo que tenemos que tener cuidado de no tocarlos al pasar, para que no tengamos ningún percance con sus inquilinos. Al visitar el Amazonas, el sonido ensordecedor del silencio de la selva nos quitó el aliento. Es una sensación única en un lugar también único y extraordinario, habiendo zonas en las que apenas se filtraban los rayos del sol. Pasamos por algunas zonas en donde había multitud de lianas, que son plantas que crecen alrededor de los troncos de los árboles y que tienen la capacidad de desarrollarse rápidamente. Crecen tanto que pueden llegar a cubrir el árbol por completo e incluso propagarse entre las copas de diferentes árboles. Sin dudarlo, y ante la enorme sorpresa de la guía-naturalista, utilizamos algunas de ellas para balancearnos como si estuviéramos montados en un columpio.
CAMINATA POR LA SELVA

Mientras caminábamos, Alberto nos dice que mirásemos las copas de los árboles con mucho detenimiento ya que se podían ver monos, e incluso él podía reconocer algunas zonas que estaban o habían estado por el olor de su orín, utilizado para marcar sus zonas de territorio. Apenas pudimos detectar porque estaba muy oculto entre las ramas de los árboles, un mono aullador, cuyo rugido ensordecedor se escucha a kilómetros de distancia.

Ceiba
El enorme tamaño del árbol Ceiba, con su tronco de gran envergadura nos acompañara durante está caminata por la selva. Este enorme árbol puede llegar a medir hasta los 70 metros de altura, con tronco recto, grueso (3 m. de diámetro) y normalmente sin ramificar formando una gran copa con ramas extendidas horizontalmente. Las raíces tabulares de varios metros de altura y que se extienden por encima y por debajo del suelo funcionan como unos contrafuertes. Es venerado en algunas zonas y por las etnias amazónicas del Perú, pues se dice que allí viven ciertas deidades de la selva.
 
San Juan de Yanayacu
Continuamos la caminata rodeados por la exuberante naturaleza de la Selva Amazónica, a la vez que sentimos los sonidos de la naturaleza que no para de sorprendernos en cada recodo, por la gran belleza del entorno en que nos encontramos. Volvemos a subir a la barca para surcar de nuevo el Río Amazonas y visitar el poblado de San Juan de Yanayacu. Ya he comentado en el anterior artículo que nuestra estancia en el Amazonas forma parte de un proyecto de turismo rural comunitario y está gestionado por una comunidad nativa, por lo que estamos favoreciendo a la comunidad amazónica local mientras descubrimos la selva de una manera genuina y única.
 
 Poblado de San Juan de Yanayacu
Antes de comenzar este gran viaje, nos avisaron desde la agencia que, durante nuestra estancia en la zona, si queríamos colaborar o ayudar de alguna manera a esta comunidad nativa, lo podríamos hacer llevando cosas para la escuela (cuadernos, libros, lápices de colores, etc...), o bien también para los niños con juegos o algo de ropa. Marcelo y yo hemos estado cargando en nuestras mochilas dichas cosas para poderlas entregar llegado el momento. Por fin además de visitar el poblado, sus gentes y costumbres, podemos dejar todo lo que hemos estado llevando en las mochilas a lo largo de este viaje. Otro de los alicientes al realizar este tipo de viaje, es que te permitan colaborar con organizaciones, poblados y escuelas de los sitios por los que pasamos. Para mí, es la mejor manera de redondear un viaje sin igual, pudiendo ayudar a otras personas, haciendo feliz a la gente y a los niños con bien poco, colaborando y estando en contacto directo con la población de la manera más sencilla. Ellos te lo agradecerán de la mejor manera posible, con una sonrisa que ilumina la cara y con gran simpatía y hospitalidad.
 
   
 
Vemos que somos el centro de atención, y según nos vamos encaminando hacia la escuela los niños nos van rodeando, siendo los primeros en salir a nuestro encuentro sonriendo y con curiosidad. Alberto (guía) nos dice que podemos pasar por una de las clases durante un ratito para así conocer a parte de los niños y también a la profesora. No lo pienso ni un momento y tras entregarle a la profesora el material que hemos traído, me siento con ellos en la mesa y comparto un rato mientras les pregunto su nombre, si les gusta la escuela y lo que hacen.
 
En la escuela
Al salir nos encaminamos hacia el siguiente punto, una cabaña que hace función de zona comunitaria, en donde vamos a poder dejar la ropa para los niños. Para evitar disputas por la ropa entre las familias, tenemos que dejar todo lo que hemos traído a la mujer del jefe del poblado y ella las repartirá al resto de las familias. Al terminar nos dirigimos a nuestra barca y emprendemos el camino de regreso al Muyuna Lodge. Nuestra estancia en este paradisiaco lugar está llegando a su fin, y tras dejar nuestras cosas en la cabaña, nos encaminamos al comedor de la zona principal para esperar, hasta la que será nuestra última comida aquí, luego partiremos hacia Iquitos.

Marcelo con Joel y Alberto
Abrazado a Joel (derecha) y Alberto (izquierda)
Hasta que llegue ese momento nos sentamos con una cerveza fría en la mano, mientras disfrutamos de una agradable charla con Alberto (guía) y el paisaje del Amazonas. La hospitalidad de todo el personal del Lodge al igual que de las gentes de San Juan de Yanayacu, al abrirnos las puertas de su casa además de su simpatía, compartiendo con nosotros su comida y su vida hizo, que se convirtiese en una de las mejores experiencias del viaje. Aún recuerdo el rostro de Alberto, curtido por el sol del Amazonas, las conversaciones e historias cuando estuvimos allí. Sus historias, pero sobre todo la manera de contarlas, es un baño de realidad que todos necesitaríamos recibir de vez en cuando, para entender como nosotros nos preocupamos por asuntos triviales propios de la sociedad consumista en la que vivimos, y en otras partes del mundo la gente tiene problemas serios que afectan a su propia supervivencia. Disfrutamos de la comida, tras la cual, nos despedimos de los que han sido nuestros compañeros de ruta a la vez que también se despiden de nosotros todo el personal del Muyuna Lodge, que tan amablemente y con tanta profesionalidad nos han tratado durante nuestra estancia. 
 
Cabañas Muyuna Lodge
 
Selva Amazónica
Una vez recogidas todas nuestras pertenencias de la cabaña, nos despedimos efusivamente tanto de Alberto (guía) como de Joel (capitán), les damos unos sobres con un dinero para agradecerles todo su apoyo y ánimo además del magnífico trabajo que han realizado. Las palabras de agradecimiento no son suficientes para expresar la labor que estas personas tan maravillosas han realizado durante estos días, siempre con amabilidad y simpatía. Mi más sincera enhorabuena y agradecimiento desde aquí, para agradecerles todo lo bien que nos han tratado y lo que hemos aprendido con ellos. Nos subimos al bote motorizado para regresar a Iquitos. ¡Adiós a la Selva Amazónica!
 
Tras desembarcar y despedirnos con nostalgia del río Amazonas, montamos en el vehículo que nos llevó directamente al aeropuerto de Iquitos, donde embarcamos en un avión rumbo a Lima, y de vuelta a la civilización.

 * Para la elaboración y desarrollo de este artículo se han tenido en cuenta los datos obtenidos a través de la Wikipedia, y las propias experiencias vividas durante el viaje. (Fotografías e ilustraciones originarias de Pedro García Barbudo).

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