viernes, 15 de octubre de 2021

Taquile

Cachangas en el desayuno
Tras una noche inolvidable, nos levantamos temprano para disfrutar de un desayuno espectacular a base de chocolate y unas tortas tradicionales llamadas Cachangas que estaban muy ricas (incluso Marcelo le pidió la receta a Esperanza). Es un plato tradicional peruano, de fácil preparación y exquisito sabor. Son tortas finas, fritas y crujientes,  Se elaboran de numerosas formas: dulces, saladas, rellenas. Sus ingredientes son harina de trigo, huevo y agua, con forma rígida y delgada. A pesar de su antigüedad, su consumo está decayendo, y solo se venden en algunos barrios populares. Comprobamos que la habitación este ordenada y que no nos dejemos nada en ella, y abandonamos con pesar lo que ha sido nuestro hogar durante estos días. Esta vez vamos descendiendo hacia el puerto de Amantaní en donde están el resto de viajeros que, como nosotros, había pasado su estancia en esta maravillosa isla. Es un momento triste que en estos viajes te encuentres con personas tan estupendas y que te habrán no solo las puertas de su casa, sino también la de sus vidas con simpatía y gran corazón.
Isla de Taquile
Nos despedimos de Esperanza para zarpar hacia la Isla de Taquile, es un viaje tranquilo y además de recordar nuestra estancia en Amantaní, compartiendo recuerdos y anécdotas con Cristian, Jessica y Carolina, el tiempo acompaña y es agradable de disfrutar de las dos cosas en un lugar tan único y privilegiado como es el Lago Titicaca. Se nos une Laura una de las chicas italianas que conocimos la noche anterior en la fiesta tradicional y que hace una labor de voluntariado como profesora en Perú. Llegamos al muelle de la Isla de Taquile, en donde tenemos que elegir una de las dos opciones de ruta que hay. Hay una buena caminata hasta llegar a la Plaza de Armas de Taquile, con un importante desnivel pero de una manera constante y no muy fuerte, hasta alcanzar los 4.000 metros sobre el nivel del mar. Luego podemos visitar la Plaza, descansar y tomar algo, para cuando llegue la hora de comer ir a un restaurante típico donde nos explicaran las costumbres locales mientras disfrutamos de una comida exquisita. Y otra con la subida más corta desde el muelle hasta la Plaza, continuando el resto del recorrido igual que en la primera opción.
Prácticamente todos eligen la primera opción ya que después del tiempo en la embarcación, y el día tan agradable que hace apetece caminar mientras observamos unos bonitos paisajes. La Isla de Taquile, en el Lago Titicaca, está situada a 45 km de Amantaní la capital regional. Cuenta con una población de unos 2.200 habitantes. El punto más alto de la isla llega a los 4.050 metros sobre el nivel del mar. La sociedad taquileña está basada en el trabajo colectivo y en el código moral Inca "Ama sua, ama llulla, ama quella" (no robarás, no mentirás y no serás perezoso). Actualmente su economía se basa en la pesca, la agricultura de la papa en los andenes y el turismo, casi sin cambios siendo poco afectada por la modernidad del continente. No hay vehículos ni  hoteles en la isla, y como ocurre en Amantaní, es la propia comunidad la que gestiona los transporte y el hospedaje en las casas con las familias, además de los restaurantes para turistas, con pequeñas tiendas que venden los productos básicos. El camino hacia el pueblo no tiene pérdida, porque transcurre a mitad de la ladera y no hay muchos más lugares a los que puedas ir, pero eso sí, durante la caminata pudimos disfrutar de unas maravillosas vistas de la isla y del Lago Titicaca
Poco antes de llegar al pueblo de Taquile un arco de piedra nos da la bienvenida, una vez atravesado y tras recorrer unos pocos metros llegamos a la Plaza de Armas , dónde podemos observar a los taquileños con sus coloridos trajes, que están recorriendo el lugar, visitando los puestos de artesanía y productos locales que hay por toda la Plaza. El edificio de la municipalidad donde se exponen y venden tejidos taliqueños. Este pueblo se dedica principalmente a los tejidos y aún conserva su vestimenta típica. También destaca la pequeña iglesia de Santiago Apóstol , pequeña pero muy bonita y con una torre medio derruida en uno de sus laterales. La pudimos visitar durante un tiempo, debido a su tamaño y a que en estos momentos no hay ninguna misa ni acto ceremonial. Podemos apreciar en tranquilidad la belleza de esta iglesia, su altar , con velas encendidas a Jesús, santos, y vírgenes, le dan un toque más especial si cabe. Recorremos una pequeña nave lateral donde vemos unos frescos antiguos, todo ello con un color azul que domina y resalta el conjunto.
Al igual que ocurre en las Islas flotantes de los Uros, aquí también podemos sellar el pasaporte para dejar constancia de nuestra visita en la Isla.  Es un pequeño local que prácticamente sirven de todo, bebidas, desayunos, comidas, y souvenirs, de ahí que cuando llegamos tuvimos que esperar a la cola porque solo estaba atendido por la dueña y su pequeña y simpática hija, la cual también echaba una mano en el local. Una de las atracciones de la plaza es una señal en la que aparecen las distancias desde este lugar hasta algunas de las principales capitales del mundo. Ahora nos encontramos a 9.236km de Madrid.

Hay varios caminos que salen de la Plaza, y cogemos uno de ellos junto a una calle lateral del arco de piedra que sirve de entrada a la Plaza de Armas, porque nos dirigimos al Mirador de los 540 escalones, en donde nos han dicho que podemos disfrutar de unas vistas espectaculares de la Isla y del Lago Titicaca. Nuestro mayor temor es que no podamos encontrarlo a tiempo, porque tenemos una hora fijada para llegar al restaurante para la comida, y no nos podemos retrasar, por lo que a pesar de la subida, apretamos el paso y tras preguntar en el camino a varios lugareños, por fin encontramos el ansiado Mirador. Las vistas son espectaculares y de una gran belleza, sin ninguna duda ha merecido la pena la caminata para poder observar desde este lugar tan privilegiado la Isla de Taquile, y  el Lago Titicaca.
Desde un arco de piedra que corona el Mirador, vamos pasando para realizar las fotografías para ir disfrutando del paisaje y como además el tiempo es espectacular todo hace que sea mucho más agradable y las imágenes más bellas todavía. Lamentándolo mucho el tiempo pasa volando, y nos tenemos que despedir de este mágico lugar para volver a la Plaza de Armas, porque no queremos llegar tarde al restaurante local que tenemos reservado para la hora de comer. 
Llegamos justo a tiempo, porque ya los guías estaban reuniendo a todo el grupo y así partir todos para el restaurante. Ahora empezamos a descender por un camino que nos llevará directamente al local en donde mientras esperamos que nos sirvan la comida nos van explicando las costumbres del pueblo de Taquile. El local está situado en un sitio privilegiado con las mesas colocadas debajo de unos toldos para evitar el sol de forma directa, y sobre una colina natural. Las vistas que tenemos desde nuestras mesas de la Isla de Taquile como del Lago Titicaca son espectaculares, haciendo el momento de la comida mucho más placentero. Nos cuentan el significado de los gorros y ropa que llevan, porque según su color, podemos distinguir a los hombres y mujeres solteros de los casados. Para ello también nos muestran el tipo de Telar antiguo que utilizan y nos hacen una demostración con una mujer muy anciana, que nos muestra con sus manos como poco a poco se van haciendo las prendas. Nos explican que el pasador que utiliza para pasar los hilos de un lado a otro del Telar corresponde a un hueso que tiene la Llama en la pata. A continuación llega un hombre que nos va demostrando lo que ellos utilizan como jabón natural, con una planta y al ir frotando dicho planta en el cubo con agua, vemos cómo se va generando gran espuma. Para terminar dicha demostración y tras dejar que viéramos cada una el cubo con el jabón, sumerge tejidos sucios para empezar a frotar y sacarlos completamente limpios. Así no utilizan ningún producto industrial a la hora de fabricar o limpiar las telas que utilizan para sus productos. El tejido es realizado exclusivamente por hombres, comenzando en la primera infancia. Nos explican que desde muy pequeños, los taliqueños ya aprenden a tejer gorros para cuando sean jóvenes y quieran pretender a una chica, para ello tienen que hacer un gorro perfecto como prueba de que sabrá mantener bien a su familia. La chica para comprobar que el gorro está bien tejido, lo llena de agua y si la retiene dentro es que está bien apretado pero si se sale, es que no está bien hecho.  Dejamos por un momento las explicaciones sobre las costumbres locales porque ya está preparada nuestra deliciosa comida.  Consiste en un entrante con varios panes artesales, acompañados con una picada de cebolla, pimiento y un poco de aji, por lo que el sabor es un poco picante, pero no demasiado. El plato principal consta de una trucha del propio Lago Titicaca, acompañada de papas, arroz y verduras salteadas. Increíble y deliciosa. Disfrutamos no solo de la estupenda comida, sino también del lugar donde nos encontramos con las vistas excepcionales que tenemos y el tiempo tan bueno que hace. Los hombres usan un pantalón tejido de color negro, camisa blanca y chaleco corto, cuya forma y colores determinan su función en el seno de la comunidad. Llevan además una larga Chunpi (faja bordada), cuyo tejido describe mediante simbolismos propios de la isla, los eventos que han marcado la vida de la pareja. El chullo o gorro finamente tejido, permite diferenciar los hombres casados de los solteros. La forma de la cola del chullo, señala si está buscando pareja. El color rojo es para los hombres casados, los que llevan los colores rojo y blanco son solteros. Se diferencia entre ellos según de hacia qué lado caiga el chullo, hacia el lado derecho, buscan pareja y si cae hacia el lado izquierdo, no buscan pareja. Las mujeres visten una blusa roja y muchas faldas multicolores, recubiertas con una amplia falda negra. El talle es ceñido, con un fino cinturón guinda. La cabeza y la cara son protegidas del sol por un largo manto negro. Al igual que pasa con los hombres también en las mujeres, por su vestimenta se puede saber sin son casadas o solteras. Si lleva el mantón con pompones pequeños está casada, y si por el contrario el mantón lleva los pompones grandes, estará soltera. La salvedad que encontramos en la vestimenta de los hombres, son aquellas personas que además llevan un sombrero negro andino. Nos explican que dichas personas son las  “autoridades” de la isla. En la isla hay 25 hombres llamados “autoridades” que tienen un código de vestimenta especial. Los elige todo el pueblo cada mes de noviembre a mano alzad. Como colofón tras la buena y excelente comida de la que hemos podido disfrutar, nos llevan a un patio del restaurante, donde somos testigos, y si queremos también participes de algunas danzas populares que realizan los taquileños en festividades o momentos especiales del año. En concreto es una danza tras terminar la plantación, esperando que la cosecha sea buena. Como se observa en la danza también participan los niños, porque estos echan una mano ayudando a sus familias y a la comunidad en la plantación y en la cosecha.
 
Al terminar no dejamos de aplaudir y toca despedirse tanto del personal del restaurante, como de los lugareños que tan amablemente y con tanta simpatía nos han idos explicando sus costumbres. Seguimos descendiendo por el camino que nos lleva al puerto (el mismo que tendríamos que haber realizado subiendo si hubiéramos escogido la primera opción de la ruta). Es un camino más corto y vamos comentando todas las experiencias vividas en este día y en esta preciosa isla con sus encantadores habitantes. Al final del camino y justo antes de comenzar a bajar hasta el muelle, un nuevo arco de piedra nos despidió de este mágico lugar. Llegamos al puerto, y tras el recuento para comprobar que no falta nadie, subimos a la embarcación que nos llevará de regreso a Puno. Este camino de vuelta también es triste para nosotros porque al pasar por las Islas flotantes de los Uros, nos tenemos que despedir de Jessica y Carolina, las dos hermanas que han compartido con nosotros estos días tan intensos y emotivos en el Lago Titicaca. Se quedan a pasar la noche en una cabaña gran resort situada en una isla flotante, con grandes ventanales para ver tanto la puesta de sol , como el amanecer, además de toda la belleza del Lago Titicaca
El resto seguimos nuestro camino, y por fin llegamos al puerto de Puno, donde nos despedimos de Cristian que también fue otra de las personas que ha estado con nosotros durante estos días tan especiales. Volvemos a nuestro hotel, y como todavía nos quedan horas por delante hasta que cojamos el autobús nocturno que nos llevará a la ciudad de Cusco, decidimos volver a cenar en nuestro querido Bar Tender, para volvernos a empapar de su música, sus videoclips y su ambiente, e intentar no pensar en la gran travesía que aún nos queda por delante hasta Cusco.


  * Para la elaboración y desarrollo de este artículo se han tenido en cuenta los datos obtenidos a través de la Wikipedia, y las propias experiencias vividas durante el viaje. (Fotografías e ilustraciones originarias de Pedro García Barbudo).

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